En este post, para discutir este aspecto, me voy a centrar
principalmente en la termosolar (CSP), por ser esta una tecnología renovable
con peculiaridades que la hacen más compleja desde el punto de vista de
acompañar su avance por la curva de aprendizaje, y por tanto conseguir
materializar sus potenciales beneficios para la sociedad. En un post anterior
ya discutí algunas de estas peculiaridades.
Para ilustrar esta discusión, recojo en la Figura-1 los
objetivos de reducción del coste normalizado de la electricidad (LCOE) de la CSP
para el año 2020 de la iniciativa SunShot
del Departamento de Energía de los EEUU (DOE), lanzada en el año 2012.
Figura-1: Objetivos de reducción del LCOE de la CSP para el
año 2020 según la iniciativa SunShot
Como podemos ver, el objetivo de esta iniciativa del DOE es
materializar una reducción del LCOE de la CSP desde valores del orden de 20
c$/kWh en el 2010 hasta 6 c$/kWh en el 2020.
Lo primero que podemos comentar de los objetivos del SunShot,
por lo que se refiere a los valores del LCOE, es que realmente no son nada demasiado
nuevo, ya que a lo largo de los últimos 20 años hemos podido ver desarrollos de
escenarios anticipando valores potenciales del LEC de la CSP de este orden (e
incluso inferiores) al avanzar por la curva de aprendizaje (a modo de ejemplo
en el estudio Renovables100% se proporcionan escenarios del LCOE para las distintas tecnologías renovables
y con un nivel de resolución provincial en España). Pero hay que reconocer la
habilidad comercial de EEUU para colocar iniciativas de este tipo directamente
en primera página de la agenda internacional: También en esta dimensión tenemos
bastante que aprender en España.
Lo que sí que resulta más sorprendente son los plazos de
tiempo asociados a la materialización de los objetivos del SunShot (8 años
desde su publicación en 2012 hasta el 2020), y hacen pensar que probablemente
estemos aprendiendo poco de lo que nos ha sucedido en el pasado…
La realidad es que a menudo nos quedamos estancados en las
proyecciones de costes como las presentadas en la Figura-1, sin trascender el
análisis y el diagnóstico a la relación entre el coste de las renovables y
el valor
que aportan. En efecto, es en la diferencia entre valor aportado y coste
incurrido dónde realmente podemos sacar conclusiones sobre el beneficio
absoluto y comparativo a otras tecnologías energéticas, y por tanto, el
estancarse en la dimensión del coste no es suficiente para captar el conjunto
de la foto y poder así tomar las decisiones adecuadas. Estas consideraciones de
la comparativa entre coste y valor aplican tanto a la comparativa con otras
tecnologías, como a la comparativa de una tecnología con ella misma a lo largo
del tiempo.
Respecto a la comparativa con otras tecnologías, y
especialmente con esas (actualmente denominadas ‘convencionales’) que
externalizan una buena parte de sus costes reales, la comparativa tan solo en
la dimensión de costes es totalmente engañosa y camufla totalmente las
implicaciones de las decisiones adoptadas. En un post anterior ya desarrollé un análisis de la comparación entre costes y valor aportado por
las tecnologías renovables, presentando cuantificaciones de los mismos, de tal
forma que se contextualiza la comparativa con las tecnologías 'convencionales'
que si bien en la actualidad pueden tener un coste menor (en gran parte por la
ausencia de internalización del conjunto de sus costes), pero también aportan
un valor MUY inferior. El considerablemente mayor beneficio neto (valor menos
coste) de las renovables es lo que justifica el que reciban un apoyo de la
sociedad para recorrer su curva de aprendizaje y materializar su potencial
beneficio para la sociedad.
En este post quería centrarme en el segundo caso, esto es, la
comparativa de una tecnología con ella misma a lo largo del tiempo. En efecto,
retomando el caso del escenario SunShot recogido en la Figura-1, el valor de esta
tecnología HOY a un coste de 20 c$/kWh puede ser considerablemente superior que
el valor de esta misma tecnología en un FUTURO a un coste de 6 c$/kWh, de tal
forma que el beneficio (valor menos coste) puede ser considerablemente superior
HOY que en un FUTURO, lo cual modifica totalmente las conclusiones que uno
puede sacar al observar escenarios de evolución de costes como el de la
Figura-1. En efecto:
·
HOY es realidad, FUTURO es especulación, lo cual
le confiere a cada uno de ellos un valor significativamente diferente.
·
El invertir HOY en la realidad de 20 c$/kWh
conduce a convertir en realidad la especulación del FUTURO, lo cual le da un
valor añadido a la realidad de HOY.
·
Invertir HOY a 20 c$/kWh activa dimensiones
económicas que no se activan si esperamos a que en el FUTURO, otro país nos
proporcione esa tecnología a 6 c$/kWh. Una vez más, esto proporciona un valor
añadido al HOY.
Por otro lado, el nivel de especulación en escenarios como
el SunShot puede ser relativamente elevado, lo cual reduce su valor. Es
evidente que la I+D tiene que seguir potenciándose para empujar el avance de la
tecnología por curva aprendizaje, y en esto el programa SunShot lo está
haciendo muy bien. Pero lo que actualmente está retrasando el avance de la CSP
por su curva de aprendizaje (o más bien de la materialización en términos de
coste real de este avance) no es la I+D, pues ni tan solo se han cristalizado
en el coste actual de esta tecnología la gran mayoría de los avances en I+D de
los últimos 20-30 años. La incapacidad
de reconocer esta realidad nos condena a un estancamiento dónde difícilmente veremos
materializarse escenarios como el SunShot.
Sin ir más lejos, en España no hemos visto la
materialización de estos avances por la curva de aprendizaje en forma de una
reducción del coste de la CSP, pudiendo identificar distintas causas para ello:
·
Pagar el precio de nuevos desarrolladores
entrando en el mercado (cobertura altas incertidumbres y riesgos). En efecto,
en el periodo del 2008 al 2012 en el que la CSP se ha desarrollado en España,
hemos asistido a la entrada en el mundo de la CSP de actores sin una
trayectoria previa significativa en esta tecnología. Sin embargo, este es un
valor que hemos generado con nuestro sistema de apoyo a la CSP, pues ahora hay
más actores para participar en las licitaciones de plantas CSP, mejorando su
competitividad y reduciendo por tanto los costes, si bien es cierto que el
beneficiario de este valor añadido es el resto del mundo y no tanto España, lo
cual es una primera muestra de la ausencia de inteligencia en el mecanismo de
apoyo a la CSP en España.
·
La ausencia de evolución inteligente de los mecanismos
de apoyo en España: Una FIT (Feed In Tariff) sin una vinculación inteligente
con la tecnología para promocionar la materialización de su avance por la curva
de aprendizaje. De hecho varias de las medidas aplicadas últimamente (limitar
horas de producción, recortes discontinuos y retroactivos de tarifas, cambio
retroactivo del tratamiento de la hibridación,...) lo que ponen de manifiesto
es una ausencia absoluta de inteligencia en la estrategia reguladora (además de
ser un auténtico motivo de bochorno en los foros internacionales, aunque uno ya
ha aprendido a desligarse totalmente de la inmadurez del sistema político
Español…).
De hecho, la mayor causa de retraso en la cristalización de
las reducciones del coste real de la CSP es, tanto en la actualidad como en los
últimos 30 años, la ausencia de un marco estable para los desarrolladores y
promotores de esta tecnología. En efecto, la CSP no es una tecnología modular, a
diferencia de la FV o la eólica, por lo que la única forma de reducir los márgenes
entre los costes reales y los de mercado, así como reducir el impacto de los
sobrecostes de aprendizaje, es mediante un contexto estable que elimine las
incertidumbres (y con ello la necesidad de su cobertura económica mediante un
sobre coste), en el que no sea preciso recuperar toda la inversión y riesgo en las
primeras plantas porque habrá otras más adelante. Y en este aspecto también,
España lo ha hecho fatal, introduciendo incluso precedentes de elementos de
retroactividad, reduciendo muy significativamente la contribución real del
sistema de apoyo a la CSP en España al avance por la curva de aprendizaje de la
CSP.
Teniendo en cuenta el tiempo necesario para el desarrollo de
las centrales de CSP (3 - 4 años), así como el hecho de que los avances en I+D
tardan un tiempo en realizarse y requieren de un periodo de tiempo adicional
para trasladarse a los desarrollos comerciales acreditando (mediante
demostración) la confianza suficiente como para poderse financiar a nivel
comercial, realmente no parece demasiado realista pensar que avances en I+D
actuales vayan a impactar significativamente el LEC de la CSP en el 2020 si no
hay un marco estable para cristalizar dicho avance, reflejando en primer lugar
el impacto de los avances en I+D del pasado. En efecto, ya hay encima de la
mesa suficientes opciones tecnológicas de la CSP como para avanzar por curva de
aprendizaje significativamente. Sin duda otras opciones tienen que entrar, pero
de aquí al 2020, el asumir que se vaya a cristalizar el avance de esos nuevos
desarrollos I+D en un avance por la curva de costes real, a la vista de la
historia, básicamente es especulación.
A diferencia de la CSP, la FV y la eólica han tenido entornos
estables para avanzar por su curva aprendizaje, y además su naturaleza modular
y mayor universalidad de disponibilidad del recurso (especialmente en países
más avanzados en la promoción de las renovables) les ha permitido cristalizar
estos avances en periodos más cortos de tiempo, y repartiendo la carga de apoyo
entre distintos países.
La CSP no ha tenido este entorno estable. Primero fue EEUU
en los 80-90 quien fracasó en proporcionar el entorno estable requerido por
esta tecnología, y posteriormente ha sido España en el 2008-2013 la que ha fracasado
en proporcionar esta estabilidad. Es importante resaltar que es precisamente en
CSP donde países como España podían haber hecho una contribución global al
avance de la transición energética, pues en otras tecnologías (FV y eólica) España
ha ido básicamente a remolque de los avances hechos en otros países por lo que
se refiere a proporcionar un contexto regulatorio que facilite el avance de las
tecnologías por la curva de aprendizaje.
Es cierto que la actuación en España para poner en valor la
CSP ha sido bastante penosa, si bien ha tenido aspectos positivos que
desafortunadamente a menudo no se reconocen. Lo peor, quizás, es el hecho de que
frecuentemente, fuera de España, se escuchan interpretaciones sobre el papel
que ha cumplido el sistema de apoyo Español para el desarrollo de la CSP que
distan mucho de la realidad, indicando que las lecciones de lo que aquí ha
pasado pueden no estar internalizándose en los mecanismos de apoyo de otros
países.
En efecto, el mensaje que a menudo se escucha fuera de
España, alimentado por las campañas de desinformación emitidas tanto por el propio
gobierno (para intentar justificar sus injustificables políticas energéticas)
como por los lobbies de apoyo a las tecnologías de generación eléctrica basadas
en combustibles fósiles (para intentar recuperar el terreno perdido en unas
inversiones injustificables en tecnologías inapropiadas que ahora ven que no
pueden utilizar porque las renovables cubren la generación necesaria), es el de
unas FIT 'generosas' para la CSP. Si bien es posible que en otras tecnologías
renovables las FIT sí que hayan podido ser generosas, especialmente por el
desacoplamiento temporal con el avance por la curva de aprendizaje, la realidad
para la CSP en España ha sido bien distinta: 10 años de retraso en la activación
de la CSP dentro del Régimen Especial, desde 1998 hasta que en el 2007 atinaron
con una tarifa suficiente para activar el mercado, incluyendo episodios de ‘país
de pandereta’ en los que el gobierno anunciaba unas FIT y tan pronto como se despertaba
interés comercial en desarrollar las primeras plantas se echaban atrás y las
retiraban.
La FIT del RD 661/2007 que consiguió finalmente destapar el
interés por desarrollar comercialmente centrales CSP en España (27 c€/kWh), fue
suficiente para 'desempolvar' los últimos 25 años sin actividad comercial de
esta tecnología en todo el mundo, lo cual requería sobrepasar un umbral de
rentabilidad para la activación del mercado, pero desde luego no andaba
'sobrada' teniendo en cuenta las estructuras de precio que teníamos por
entonces y la ausencia de un marco estable para el desarrollo de la tecnología
(no tan solo en España, sino en todo el mundo).
Este 'desempolvar' la tecnología y activarla a nivel
comercial después de 25 años sin actividad, es una importante aportación
positiva del sistema de apoyo a la CSP en España que a menudo no se reconoce a
nivel internacional.
Otra aportación positiva del sistema de apoyo Español a la
CSP en el periodo 2007-2012 es el haber aumentado el número de actores en el
mercado que pueden desarrollar plantas CSP. Antes del empuje Español, se
contaban con una mano las empresas que podían abarcar el desarrollo de estas
plantas, por lo que el nivel de competitividad en cualquier licitación era
prácticamente nulo. La actividad en España sirvió de 'campo de aprendizaje'
para que numerosas empresas Españolas se lanzaran a esta tecnología, con el
efecto beneficioso, de que ahora hay bastantes más actores presentándose a las
ofertas de estas plantas (basta con echar un ojo a las plantas en construcción
o desarrollo en el resto del mundo para identificar prácticamente en todas
ellas a empresas españolas). Este es un beneficio del proceso FIT en España por
lo que respecta a la CSP del que se va a beneficiar el resto del mundo, pero no
España, dada la brusca interrupción del proceso de apoyo a la CSP en nuestro
país. Hay un beneficio a corto plazo, que es que los contratos actuales de las
plantas de CSP se los están adjudicando empresas españolas o consorcios en los
que participan empresas españolas, pero por un lado este es un beneficio que no
repercute sobre el conjunto de la sociedad española, y por otro lado es una
situación de privilegio con clara fecha de caducidad a medida que se vayan
incorporando otras empresas internacionales a desarrollar este tipo de plantas
(lo cual ya está notándose en algunas de las adjudicaciones más recientes como por
ejemplo las de Marruecos).
Por tanto, a diferencia del mensaje que a menudo se escucha
fuera de España de que las FIT para CSP en España eran excesivamente ‘generosas’
y por eso colapsó el sistema de apoyo a esta tecnología, la realidad es que por
un lado las FIT para esta tecnología no eran excesivamente ‘generosas’ y que el
sistema de apoyo Español a la CSP ha aportado un valor significativo al
desarrollo de esta tecnología, levantándola del letargo comercial de las
últimas 3 décadas y aportando nuevos actores para mejorar los procesos
competitivos de adjudicación de las próximas plantas. Pero el sistema de apoyo
Español a la CSP ha fallado en el elemento fundamental, el dotar de estabilidad
al desarrollo de la tecnología, lo cual está íntimamente relacionado con la
sostenibilidad del mecanismo de apoyo planteado, y las consecuencias de ello
son que por un lado gran mayoría de los beneficios del apoyo Español a la CSP se
recolectarán fuera de España, y que no hemos visto materializado el impacto del
avance por la curva de aprendizaje en costes reales de las centrales
construidas en nuestro país.
Otro elemento en el que claramente ha fallado el sistema de
apoyo Español a la CSP (y en general al conjunto de las renovables), es el
contar con la transparencia necesaria, uno de los ingredientes fundamentales para
dotar de sostenibilidad al mecanismo de apoyo. Ahora estamos en gran medida
pagando las consecuencias de este hecho por la ausencia de entendimiento y
reivindicación del conjunto de la sociedad Española en relación a la pésima
gestión que se ha hecho y se está haciendo del proceso de transición energética.
En efecto, virtualmente todas las centrales CSP construidas hasta la actualidad
han contado con ayuda pública. En España también ha sido así, vía subvenciones
las primeras centrales y vía FIT la
mayoría de las centrales CSP que se han construido en nuestro país. Está bien
que este contexto de apoyo al desarrollo de la CSP haya servido de plataforma
de aprendizaje para numerosas empresas españolas que se han posicionado en el
mercado internacional de la CSP, pero lo que no está bien es el secretismo en
relación a los resultados obtenidos con estas centrales desarrolladas con el
apoyo del conjunto de la sociedad (que es quien paga las FIT en último término).
Muchas de las centrales CSP desarrolladas dentro del marco de apoyo en España
lo han sido como 'showcases' para atraer negocio futuro a las empresas que se
embarcaron en su construcción y desarrollo. Pero al hacer esto con dinero público,
los resultados correspondientes al desempeño real de cada una de las plantas construidas
deberían ser información de dominio público también. Y este no es el caso en
España, dónde la información pública disponible, relativa al desempeño real de
cada una de las plantas que están cobrando una FIT pagada por la sociedad
Española, es prácticamente nula. Y la realidad es que aunque hay centrales CSP
operando mejor de lo previsto, pero también hay otras haciéndolo peor, y la
transparencia en esta información es fundamental para empujar tecnología por
curva aprendizaje y para dotar de sostenibilidad al mecanismo de apoyo.
Para ilustrar este punto, en la Figura-2 recogemos una
comparativa del desempeño del conjunto del parque CSP Español entre los años
2007 y 2011. El indicador de desempeño empleado es el cociente entre el factor
de capacidad del conjunto del parque CSP en operación respecto al factor de
capacidad que debería haber tenido si las centrales hubieran producido la
electricidad que afirmaron que producirían. La barra roja (performace (raw))
corresponde a la generación acumulada de la CSP sin ningún post-tratamiento,
mientras que la barra verde (performance (corrected)) corresponde a introducir
correcciones por desajustes entre fecha disponible de conexión a red e inicio
de retribución bajo el RE. Por último, las barras violetas representan los
umbrales característicos de aceptación de este tipo de centrales, para una
central que entrara en operación en el año 2008, en los que se proporciona un
cierto margen de aprendizaje en la operación de la central durante los tres
primeros años. Como podemos observar, a juzgar por estos resultados, el conjunto
del parque de centrales CSP Español durante estos años presentó un desempeño
significativamente inferior al que debería haber proporcionado. Sin duda hay
algunas de las centrales CSP construidas en nuestro país que están
proporcionando un desempeño incluso mejor del inicialmente proyectado, pero el
hecho de que el promedio del parque presente este nivel de sub-desempeño es
indicativo de que algunas de las centrales deben estar comportándose muy por
debajo de lo que eran sus prestaciones proyectadas. La significativa diferencia
entre las prestaciones reales y las mínimas que deberían haber satisfecho las
centrales CSP para que fueran finalmente aceptadas (diferencia entre barras
violetas y verdes en la Figura-2), parece indicar que los procesos de
aceptación de estas plantas tampoco fueron los rigurosos que deberían haber
sido.
Como decíamos anteriormente, el nivel de información de
acceso público relativo al desempeño de las centrales CSP es muy escaso, por lo
que los resultados de la Figura-2 hay que tomarlos como provisionales, pero
claramente indican la necesidad de una auditoría independiente del desempeño de
las centrales CSP Españolas, y enfatizan la necesidad de dotar de transparencia
a los resultados de la operación de estas centrales desarrolladas con apoyo
público.
Figura-2: Comparativa del desempeño del conjunto del parque
CSP Español entre los años 2007 y 2011
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